Homilía- Cristo Maestro y una propuesta para vivir la cuaresma- 27-02-22
“Jesús propuso a sus discípulos este ejemplo: ¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un hoyo? El discípulo no es superior a su maestro; pero cuando termine su aprendizaje, será como su maestro”.
Jesús afirma la importancia de ser orientado en el aprendizaje de la vida, por alguien que haya ya recorrido camino, y pueda instruirnos y aconsejarnos adecuadamente, para lograr en la vida una buena y satisfactoria experiencia.
Ante esta recomendación y con la decisión de asumir este consejo, quizá surja la pregunta, ¿cuál es el proceso a seguir?, porque ciertamente un maestro para la vida no es simplemente aquel, que transmite una doctrina y proporciona buenos consejos y advertencias, es necesario además seguir un proceso, y advertir que el maestro no estará siempre a tu lado para decidir que hacer, sino que cada uno debe asumir la responsabilidad de las propias decisiones. La primera lectura del Eclesiástico, transmite un sencillo y pedagógico proceso a seguir en cuatro pasos:
El primer paso señala que: “Al agitar el cernidor, aparecen las basuras; en la discusión aparecen los defectos del hombre”. Es decir, es indispensable el discernimiento sobre todo lo que vemos, lo que oímos y lo que discutimos; después de analizarlo y reflexionarlo en el interior del propio corazón, lo que queda en el fondo, es lo que cuenta.
El segundo paso lo describe así: “En el horno se prueba la vasija del alfarero; la prueba del hombre está en su razonamiento”. Por tanto, la misma experiencia de poner en práctica lo aprendido es la prueba para constatar si se va forjando el carácter y fortaleciendo las convicciones para cualquier toma de decisión.
El tercer paso afirma: “El fruto muestra cómo ha sido el cultivo de un árbol; la palabra muestra la mentalidad del hombre”. Expresa la necesidad de examinar mi lenguaje y mi conducta, y valorar los frutos logrados con mis decisiones, y a partir de esa revisión identificar mis errores para no repetirlos, y mis aciertos para aprovecharlos.
Jesús confirma este paso al decir: “No hay árbol bueno que produzca frutos malos, ni árbol malo que produzca frutos buenos. Cada árbol se conoce por sus frutos. No se recogen higos de las zarzas, ni se cortan uvas de los espinos. El hombre bueno dice cosas buenas, porque el bien está en su corazón, y el hombre malo dice cosas malas, porque el mal está en su corazón, pues la boca habla de lo que está lleno el corazón«.
El cuarto paso lo podemos resumir con el reconocido refrán popular: De lo que hay en el corazón habla la boca”. El texto dice: “Nunca alabes a nadie antes de que hable, porque esa es la prueba del hombre”. Que en conclusión consiste en la indispensable actitud de escuchar al otro y conocerlo a fondo, antes de aprobarlo de antemano, o de reprobarlo por los comentarios o críticas de los demás.
También este paso lo señala Jesús a sus discípulos diciendo: “¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo te atreves a decirle a tu hermano: ‘Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo’, si no adviertes la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga que llevas en tu ojo y entonces podrás ver, para sacar la paja del ojo de tu hermano”.
Poniendo en práctica estos pasos, sin lugar a dudas, aprenderemos de Cristo Maestro el proceso necesario para adquirir un corazón sincero, honesto y transparente como buen discípulo, que da testimonio del amor solidario y fraterno. El próximo miércoles 2 de marzo, iniciaremos el tiempo litúrgico de la Cuaresma, tiempo de gracia para redescubrir nuestra vocación y misión como discípulos de Cristo, tanto de manera personal como comunitaria.
Hemos padecido un mal mundial con la pandemia del covid, que ha puesto a prueba la sociedad entera; y ahora se añade la violencia de la guerra; por ello será providencial que aprovechemos estos cuarenta días de preparación a la Pascua de la Resurrección del Señor Jesús, para plantearnos la interpretación de estos males como un signo de los tiempos, y descubrir qué nos dice Dios a través de ellos.
La Arquidiócesis de México ha preparado una serie de propuestas a desarrollarse en las Parroquias, durante las cinco semanas, cada una con un objetivo concreto:
- La primera semana será promover la oración en familia.
- La segunda semana a través de retiros espirituales se propiciará la reflexión para descubrir la voz de Dios.
- En la tercera se ofrecerán diversas iniciativas con la finalidad de darle paz a nuestro espíritu, mediante la reconciliación.
- En la cuarta se promoverá la Caridad, mediante obras de misericordia.
- La quinta, ante la inminencia de la Semana Santa, se programarán diversos momentos para la oración personal y comunitaria.
Esta propuesta para la experiencia cuaresmal nos guiará a la toma de conciencia, tanto de nuestra conversión personal, como de la conversión pastoral, consistente en fortalecer nuestra fe en la presencia del Reino de Dios entre nosotros y nuestra convicción de pertenecer a la comunidad de los discípulos de Cristo.
De esta manera, haremos nuestras las palabras de San Pablo a los Corintios: “Cuando nuestro ser corruptible y mortal se revista de incorruptibilidad e inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra de la Escritura: La muerte ha sido aniquilada por la victoria.
¿Dónde está, muerte, tu victoria?¿Dónde está, muerte, tu aguijón? El aguijón de la muerte es el pecado y la fuerza del pecado es la ley. Gracias a Dios, que nos ha dado la victoria por nuestro Señor Jesucristo”.
Oración por la paz
Pidamos la ayuda necesaria a Nuestra Madre, María de Guadalupe, y abrámosle con toda sinceridad y transparencia nuestro corazón.
Oh María, Madre nuestra, tú resplandeces siempre en nuestro camino como un signo de salvación y esperanza; porque has venido aquí para mostrarnos el cariño y la ternura necesaria, que nos permite confiar en tí y en tu Hijo Jesucristo.
A ti que eres nuestra Esperanza nos dirigimos, ya que estamos desconcertados por la violencia en nuestra Patria y en el mundo, y especialmente ahora por los actos de guerra en Ucrania.
Tú sabes lo que necesitamos, y estamos seguros que nos ayudarás a interpretar lo que Dios Padre espera de nosotros, en esta prueba mundial de la confrontación bélica. Sostén la esperanza de todos los que en esa querida parte del mundo buscan la justicia y la paz.
Intercede ante Dios, Nuestro Padre, para que envíe el Espíritu Santo, el Espíritu de la Paz, que inspire y oriente a los líderes de las naciones y a todos los pueblos.
En ti confiamos, Madre del Divino Amor, guíanos con la luz de la Fe y la fortaleza de la Esperanza para cumplir la voluntad del Padre. Ayúdanos a crecer en la solidaridad con los que sufren, y que hoy viven con miedo y angustia.
A ti nos encomendamos, Madre de la Iglesia, para ser fieles discípulos de Jesucristo, como tú ejemplarmente lo fuiste, y convertirnos en sembradores y promotores de la paz.
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas en las necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Amén.